El sector de los cuidados a personas mayores afronta importantes desafíos a medida que trascurren las vacaciones y se aproxima septiembre. Con la llegada del verano, aumentan notoriamente los ingresos en residencias de mayores; así como el decaimiento emocional de los residentes, según datos del IMSERSO. El verano pasa como un huracán por todo el sector, mientras que los problemas y grandes retos de este continúan siendo los mismos, acentuados en julio y agosto.

La falta de financiación pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de cuidados

La falta de financiación adecuada es uno de los problemas más críticos; ya que, sin los recursos necesarios, se corre el riesgo de implementar regulaciones que comprometan la sostenibilidad del sistema. Expertos del sector abogan por la colaboración público-privada para evitar el colapso del sistema de cuidados, y garantizar una cobertura a todas las personas usuarias que requieran de servicios como los de residencia, centro de día, ayuda a domicilio o teleasistencia.

Sumado a ello, el déficit de profesionales que afecta al sector provoca un incremento de la carga laboral de los profesionales que trabajan en él y de los costes operativos, complicando aún más la situación, además de provocar que las ratios fijadas sean muy complicadas de cumplir.

Representantes del sector como AESTE (Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia) solicitan una suficiente dotación presupuestaria que permita a las empresas prestadoras de servicios de cuidados a mayores afrontar los impactos derivados de cuestiones como la subida del SMI, el índice de absentismo que afecta al sector, la ley de desindexación que impide la revisión de los precios de los servicios durante la vigencia de los contratos con la administración, o la ya anunciada reducción de la jornada laboral por parte del gobierno, entre otros.

A su vez, solicitan que las personas usuarias puedan moverse por los distintos servicios con mayor flexibilidad de tal forma que pueda garantizarse que sean cubiertas sus necesidades individuales en todo momento, y agilizar la capacidad de respuesta de las administraciones a las personas que solicitan las distintas prestaciones y recursos; aspectos que afirman deberían ser contemplados en las modificaciones previstas de la Ley de promoción de autonomía personal y atención a personas en situación de dependencia.

La injusta imagen social del sector

La pandemia de la COVID-19 trajo consigo numerosos estragos que aún perduran en la sociedad. Uno de ellos es la manera en la afectó a la imagen de las residencias de mayores. Esta imagen negativa de las residencias perdura en el tiempo, viéndose condicionada también por el gran desconocimiento del trabajo real que se hace en ellas cada día.

Para AESTE, la clave está en ofrecer una imagen fiel, poner en valor el trabajo del sector a través de la información y mejorar así su reconocimiento social. Consideran que al respecto “los medios de comunicación y los representantes políticos tienen una gran responsabilidad debido al altavoz social del que disponen”.

Reto demográfico

Las expectativas del sector están muy marcadas por el reto demográfico que afronta no solo España, sino también el resto de los países de la Unión Europea. Según los últimos datos del IMSERSO, las personas mayores de 65 años representan ya un 20% de la sociedad española en su conjunto. Se espera que esta cifra aumente en la próxima década, planteando una situación nunca vista que supone un gran reto social. El reto demográfico acentúa aún más la importancia del futuro del sector de los cuidados.

Ante un claro aumento de las personas que necesitan servicios de cuidados, deben garantizarse recursos suficientes para cubrir la demanda actual y futura, para lo cual será imprescindible la colaboración público-privada.

Por otra parte, es crucial para el sector de los cuidados atraer y retener talento, y paliar el déficit de profesionales. Para ello es imprescindible el trabajo conjunto de todos los agentes políticos y sociales implicados en el abordaje de esta cuestión.