“Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado llegarás más lejos”. Dª Carmen, Dª Ángeles, Dª Guillermina, Dº Luis, Dº Francisco… han sido algunos de los 200 residentes de los doce centros residenciales de Ballesol en Madrid que decidieron poner en práctica una cita, un proverbio, que han cumplido un año más: ayudar a que los niños con cáncer de la Fundación Aladina no pierdan la sonrisa. ¿Cómo lo han conseguido? se preguntarán  antes de saber que sobre todo “hay que ponerle mucho corazón, algo de imaginación y vocación de ayudar a los que más lo necesitan”. Para recaudar 12.440 euros hay que tener algo más, dicen estos artistas, que en su momento se atrevieron reciclando cápsulas de Nespresso que convirtieron en broches y collares, lana para hacer bufandas y peluches, pulseras hechas a mano y hasta alfileros con antiguos CDs. En los mercadillos que han ido celebrando se han visto joyeros, agendas y hasta libros de poesía con palabras que han ido “reciclando” en historias cotidianas, reflexiones propias. “Todo hecho con las manos” se señalan cada vez que les preguntan por este proyecto.

El pasado día 30 de Mayo se celebró en el Club de las Encinas de Boadilla del Monte el acto de entrega del talón solidario de 12.440 a la Fundación Aladina. Junto a todos estos residentes convertidos en artistas, asistieron las directoras de las doce residencias de Ballesol en Madrid, los animadores socio culturales que han apoyado los talleres de manualidades y laborterapia y profesionales de cada centro residencial que han contribuido, un año más, a alcanzar el objetivo de ayudar al mayor número posible de niños de los 1.500 niños que anualmente atiende Aladina.

La Presidenta de Honor de Grupo Ballesol, Dª Lola Soler, fue la encargada de hacer entrega del talón a Paco Arango, presidente de la Fundación Aladina. En su intervención quiso agradecer “el compromiso de corazón de todos los residentes en proyectos solidarios que enriquecen personal y humanamente a cada uno de ellos, ejemplos también para mayores y pequeños” de lo que representa la generosidad y entrega, reconoció en una emotiva y sentida dedicatoria. Por su parte, Paco Arango, recordó “el valor extraordinario que tiene para los niños enfermos de cáncer que los más mayores piensen y actúen por ellos con tanta imaginación y creatividad”.

Ballet Folclórico de Madrid
A todos ellos esta gala solidaria les guardaba una sorpresa, un reconocimiento por el deseo diario de ayudar y la voluntad de que  los niños enfermos de cáncer no pierdan la sonrisa: el espectáculo del “Ballet Folclórico de Madrid”. Una interpretación de las músicas y danzas tradicionales de nuestro país respetando la pureza y el rigor de la cultura tradicional de cada Comunidad Autónoma. Con esta filosofía comienzan cada interpretación con una puesta en escena que complementa la música con un vestuario que cuida las raíces y el origen de cada baile, cada movimiento. Desde la Jota de Aragón, la danza cortesana de la Folia en Gran Canaria, la Muñeira de las Conchas en Galicia o el Bolero de Carlet o Les Danses de Valencia. Un espectáculo que todos los asistentes coincidieron en valorar porque “las expresiones más auténticas de la gente también están en su baile  y en su música”, reconocieron encantados.

 

Fuente: www.balancesociosanitario.com